LA MUJER✅
La mujer… ¿Qué es la mujer?
Me he devanado incluso los sesos, y aún no consigo
develar tan portentoso misterio.
¿Pueden ustedes acaso ayudarme a descifrarlo?
MARIPOSA DE ENSUEÑO✅
Bañada en el recuerdo llegas, mariposa blanca.
Y al posarte en mí, tu fragancia plena
esparces, entre un recodo y otro de mi alma.
El sol baña de oro tu piel fina y delicada,
la luna de plata. Las estrellas juguetonas,
bulliciosas –silenciosas otras veces–,
recorren pacientes los senderos de tu pecho.
Ellas anidan en ti. Ellas cantan en ti.
Y así, toda tú, envuelta en un halo de misterio,
donde caprichosas bailan y caprichosas juegan,
la luz en tus ojos, y en tus ojos las estrellas;
ahora ya callada y festiva, duermes, aferrándote
a mi pecho –pura, transparente y redonda, así.
Y yo, pleno de ti,
ajeno de mí mismo. Todo. Todo te pertenezco:
mis sueños, mi alma,... y hasta mi cuerpo.
Mariposa blanca, conmigo vives, siempre.
Siempre callada,… siempre sonriente! ¡Así!
Dueña, dueña mujer mía,... siempre mía!
BUSQUÉ, BUSCO✅
(Poema
para una extraña, de un desconocido)
Busco tus ojos profundos, perdidos,
entre la multitud aquella.
En aquellas
incontables sonrisas, tu sonrisa abierta busco.
Busco tus pasos de paloma, y tus pasos
de paloma huyen, siempre están huyendo.
En aquella voz,
tu voz –ya ansioso y desesperado– busco.
Busco tu aliento en el viento.
«¡Aquella plenitud
particular e inquietante de tu ser busco!»
(Y estás
tan lejos, distante de todo.
Lejana a
todo.)
Mas, de
repente –de algún recodo–,
surges
toda entera.
Y
entonces
me quedo
quieto, feliz, contemplando
la danza
de las estrellas.
Allá, más
allá de todo:
desde aquel vergel azul, dos alondras cantan,
esparciendo sobre la aldea,
su dulce y eterna melodía.
***
CUANDO TODO PARECÍA QUE… Y YO…
DE REPENTE✅
Cuando
todo parecía que… Y yo… De repente:
pasos.
Cimbreante nívea, dieciocho
(noventa,
sesenta y noventa).
–¡Muack!
¡Si no lo quieres,
devuélvemelo!
Allende,
aquende Anorack.
¡¿Rey o acápite?!
Flechazo,
saeta hiriente, lenin...
Acechanza, ¡acechanza! Tiempo,
¡oh tiempo!
MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO✅
Míreme a los ojos y
dígame que no siente, como yo y con gran intensidad,
«mariposas en el estómago»,
cada vez que usted y yo nos miramos.
EL SILENCIO HABLÓ Y DIJO…✅
Mientras yo la abrazaba,
ante su mirada entre asombrada e incrédula
de sus grandes ojos verdes, pensé:
«esto va a terminar en lo peor».
Sin embargo, sus manos suaves,
como dos arañas,
recorrieron mi pecho
y pronto alcanzaron a rodear mi cuello.
Y entonces, allí,
impacientes,
como cuando las campanas doblan ya
su último canto melancólico y la eternidad
muere,
buscándonos entre la
espera y el desasosiego
de mi ser y no ser, «el
silencio habló,
dijo que nos besáramos».
Al instante,
ambos, desesperados,
nos sorprendimos in fraganti,
amándonos libres,
como dos aves, en medio de la inmensidad de todo,
en medio de la inmensidad de la nada.
Y el mundo
y la brisa del mar,
todo en torno, giraba
acariciándonos hasta el alma.
Y era lunes y era jueves…
Día, noche… Eternidad…
¡...Silencio!
SIENTO QUE TE AMO✅
«Mientras
más amamos, más insuficiente nos resulta el modo y manera en que amamos. Y
entonces buscamos e inventamos nuevas formas de amarnos: nos amamos en las
aguas, bajo la lluvia, en el fondo de los océanos, en el viento, en el canto de
las aves, en el silencio... y hasta en la misma tristeza.»
Siento
que te amo y no te amo, amándote.
Y me desespero terriblemente por
tenerte
y no tenerte, teniéndote entre mis
brazos, así,
y de esta manera:
amándote,
extrañándote,
por siempre y para siempre
(hasta que la luna, aquella sagrada flor de
la eternidad,
ya no sea).
Siento que te amo y no te amo,
puesto que
esta manera diferente de amarte –como ahora
te estoy
amando–, me resulta cada vez más insuficiente.
Por lo que, sin otra alternativa
aparente, busco e invento nuevas formas de amarte:
amarte, amándote
y no amándote, amándote.
A LA MUJER MUERTA
Vente en el humo, humeante, fulgurante,
y pídeme perdón a ras de tierra,
con los ojos oblicuos, en hilo.
Pero ven,
no tardes, que la tristeza
es
traicionera y se venga
cuando el
hombre menos lo espera.
No tardes.
Y que nadie se entere
de tu
partida y de tu retorno, jamás;
ni el
cuerno del alma
ni el
tiempo de su incontenible distancia.
Oh, vente
en el seso y quédate
en la
perenne algarabía absoluta.
Y que todo este entramado acabe hoy
con tu
resurrección y mi muerte, ¡todo!
NÍVEA✅
¡Con qué anhelo te soñaba,
conque fueras mía!
Y con qué persistencia corrí para alcanzarte
y ceñirte a mi vía.
Mas, como el sol de setiembre
era como el sol del mes de mayo,
nunca imaginé que demasiado amor
pudiera causarte daño.
(¡Tú eras nieve y yo…
yo era fuego!)
Al abrazarte, amor, toqué tu cintura.
Y en tus ojos que ya eran dos luceros
fugaces,
comprendí que el amor nunca acaba,
que el amor se consolida,
que parte de unos brazos, sí,
pero que en otros brazos anida.
(Y caíste
temblando en son y dulzura:
«todo acaba,
todo termina».)
Fui como un vaso vacío entonces,
en el que la noche llena de estupor caía.
Fuiste nieve y fuiste mía,
que el viento furioso arrancó y
arrastró desde otra vía;
y que, asimismo –como fuego y como nieve–,
tierra, fuego, mar y aire,
...te arrancaron de mi vida.
BORRASCA✅
Llueve. Llueve y la tarde es gris.
Y aún más gris, sin tu presencia, vida.
La tarde es una señora en traje
de invierno, amamantando en su regazo
una criatura en pañales
con biberón de frío… Y llueve.
Y llueve. Y todo es soledad y todo es frío.
El sol, de seguro, tuvo algún percance por fin de año,
que aun no ha vuelto todavía.
El gato,
el gato es un tipo que cruza la avenida
en puntillas, entre botas y un paraguas,
con sombrero alón y corbata de caídas largas.
Protegiéndose,
huyendo, perseguido
por la
tristeza y la melancolía
(con el
rostro ya desencajado, ya triste, ya sombrío).
Y yo,
yo tirito, perdido, en algún país lejano,
¡esperando mi rescate, Rousth mía!
CONFESIÓN LUNAR✅
Confieso, Luna, que tú, francamente,
me has marcado la vida. Y que,
para mortificarme –como si supieras que tu belleza
me atormenta y me causa demasiado daño–:
te has reencarnado en la fuerza y en la belleza del mar,
en la profundidad de los abismos,
en la esencia sutil que emana el Exposition
Park Rose Garden, con el que suelo embriagarme,
y en otros cuerpos y en otros labios.
Tu nombre, Luna, tu imagen,
tu recuerdo me persiguen, y no puedo evitarlo.
Todo me recuerda a ti, y no consigo olvidarte.
(Indudablemente,
todo aquello que te propusiste, de manera infalible
y de múltiples formas, lo estás logrando.)
¿Tengo acaso, y de este modo tan perturbador,
que expiar mi culpa por no haberte amado…?
QUIZÁ NO SEA YO…
(Una
pregunta y una posible respuesta)
Quizá no sea yo
a quien, desde ayer, entregada
a tu amor buscas.
Pero a lo mejor soy yo.
Pero a lo mejor soy yo, a quien
–inconsciente y sin buscarme– esperas.
A quien, desde hace siglos y siglos,
intensa e incesante amas y
con quien, incluso sin conocerme, desde ya sueñas.
Pero
a lo mejor soy yo.
¿Pero a lo mejor seré yo,
¡oh sacrosanta poesía, que para incluirme
en tu bienaventurado reino buscas!?
INSTANTE✅
Abro los ojos. Me juzgo incrédulo. No consigo
asimilar semejante grandeza del instante
que se dibuja ante mis ojos:
la luna colándose por la ventana,
un gran lecho dorado junto a la pared de mármol rojo,
sábanas en desorden,
apenas cubriendo un cuerpo desnudo de mujer
que se agita junto al mío,
la fragancia particular de las rosas esparciéndose
e inundando nuestra habitación y la habitación contigua
que da a la calle Montparnasse.
Amanece. Me esfuerzo en vano.
Pretendo y protesto en vano creer que es solo un sueño,
que lo real no es real: ¡incertidumbre!
El sol omnipotente penetra por la ventana, nos golpea
la cara, nos entra por los ojos,
recorre todo nuestro ser, nos inunda.
La incertidumbre se disipa. Ahora todo es real.
¡El universo conspira a nuestro favor!
LA TRISTEZA✅
La
tristeza,
ese «monstruo de múltiples cabezas»,
tan temido por todos;
ese monstruo malvado y perverso,
¡huye,
con la cola entre las piernas,
cuando
tú llegas!
LABERINTO✅
Amor mío, si tú, alguna vez… Si algún
día…
–Cómo te explico, amor.
Si por alguna razón o motivo
tuvieras
que elegir, necesaria e inevitablemente,
«entre
ir o quedarte».
¡Oh, no! ¿Cómo pensar en esto sin
que la tristeza feroz,
solo de
imaginarlo, me desgarre el alma…?
Si te vas, amor, estaré triste.
Y mi tristeza te alcanzará
y serás, donde estés, infeliz dos
veces.
Mas si, en cambio, decides quedarte:
mi compañía, mi manera diferente
de ver las cosas,
mi carácter muchas veces incomprendido
por el hombre,
y la misma rutina; tarde o
temprano, como
suele suceder, te pondría en
serios apuros.
Y, en realidad, a pesar de todo
el amor, y todo cuanto yo te
ofrezca,
para corresponder semejante
esfuerzo y sacrificio por mí;
y sobre todo, para lograr
que Su Merced sea plenamente
feliz y dichosa conmigo,
como se merece, jamás podría
conseguirlo.
Por tanto, ya consciente de esto,
de aquello y de lo otro y de todo
y por todo lo demás,
que tendrías que enfrentar al
quedarte
o alejarte de mí;
qué podría decirte, qué podría
pedirte, amor mío:
«No te vayas ni te quedes», que será
mejor así.
DISCUSIÓN EN EL LECHO
Amada: «Ahora tu vida se extingue,
inexorable,
mientras cuentas las estrellas…».
–Quienquiera
que te viere y te oyere, lo dudaría dos veces.
(Yo te he visto agonizar
una y
varias veces; y asimismo, volver a la vida
con voracidad suprema,
otras mil) –¿Ahora comprendes…?
¿Comprendes ahora por qué
la luna en su orgullo, esa reina
de nácar,
hembra altiva y seductora,
recorre maquiavélica por el
universo, huyendo,
perseguida por el sol que sueña
con poseerla?
Te mueres, sí, lo reconozco;
mas la naturaleza de tu muerte es
como
la naturaleza de la luz
intermitente:
¡Te mueres de amor!
Con esto, identificada ya la
causa del problema
(uno de los tantos otros, hasta
ahora poco claros, es cierto),
vamos resolviendo,
concluyentemente,
nuestras más despiadadas
indiferencias.
No pretendamos, entonces, en vano,
desviarnos caprichosamente de nuestro
sagrado propósito.
CUANDO NOS AMAMOS, AMOR
Cuando nos amamos, amor, se detiene el tiempo,
se detiene el tiempo y todo se lo ignora. Todo.
Tu cabellera de oro se desenreda y agita
majestuosa con el viento. Y con él, cómplices
sempiternos,
se echan a jugar, jugar y jugar…
hilvanando y derrochando consigo
un suave y perenne perfume de inocencia.
Cuando nos amamos, amor, la noche se hace corta.
Entonces, sí, solo entonces, ya nada, nada nos importa.
Y cae la noche. Y las espinas tórnanse en rosas.
Una mirada, un suspiro y una sonrisa bastan.
Cuando nos amamos, amor, sí, cuando nos amamos:
en tus ojos, que son dos faros, el amor se irradia,
la felicidad se irradia… y el mañana.
Y entonces, todo lo que existe en el mundo, todo;
todo hasta el infinito, todo nos pertenece.
Un abrazo, un beso y una caricia bastan. Y entonces,
sí, solo entonces, ¡ya no hacen falta las palabras!
PROMESA✅
Te prometo, amor mío, no tener ojos
más que para ti... ¡y amarte!
Amarte sobre todo
y sobre todas las formas
del querer y el deseo.
Porque eres pura,
porque eres redonda;
porque eres pura, transparente y redonda.
Porque te quiero.
Porque te quiero, te prometo
no volver al pasado,
ni siquiera desearlo.
Porque me inspiras más que amor...
Porque en ti el amor fluye como de una fuente
de aguas diáfanas,
que corren y corren y nunca paran, sin antes
haber saciado mi sed de amor...
Porque eres fuente de luz;
y porque además de ser fuente de luz
–claridad objetiva–,
porque eres también fuente de vida.
En fin, te prometo, amor mío, si es necesario,
encerrarme en una cáscara de nuez,
y no salir de allí
y quedarme allí.
Y no ponerte jamás
en el rincón de este mi pequeño pero
gigantesco corazón,
ni siquiera en el más mínimo peligro.
Porque tu amor y el mío provienen de arriba.
Porque lo nuestro, más que terrenal, es divino.
Porque te amo intensamente,
porque te amo irrevocablemente;
porque además de amarte intensa, incomparable
e irrevocablemente, porque te quiero.
¡Porque
te quiero!
QUIÉN LO DIRÍA✅
Yo viví creyendo que ella no me iba a amar,
y ella vivió aparentando
que yo jamás le importaba.
Ambos nos equivocamos.
LOS AMANTES Y EL MAR✅
Entrelazados, caen rodando, exhaustos, en el lecho
de la
playa. Las olas, con sus tiernas manos, acarician
lenta,
suave y delicadamente sus cuerpos desnudos…
El tiempo
se detiene. El tiempo se ha detenido
en una
contemplación de mundos, de
horizontes y
de fuegos. Los amantes desean jamás despertar.
De pronto,
la
furia salvaje del mar voluble se desata.
Las olas gigantescas les envuelven,
les arrastran (¡ay de ellos!)
…y les
sumerge en el fondo del mar.
Los
amantes luchan contra aquel monstruo… Saben
que el amor se sobrepondrá, que de aquella
dictadura
pronto
los hará libres…
Que su amor
y el amor del mundo
será su
patria. Están flotando.
Pero otra
vez, otras olas gigantescas y temibles les envuelven,
les
arrastran
…y de
nuevo les privan de toda libertad.
Los amantes (claro está)
ahora no esperan más que morir.
El mar.
El mar es un gigante egoísta.
Los amantes que intentan escapar de él no lo consiguen.
Pero de
pronto, ante el
clamor y las súplicas
de los amantes, súplicas intensas,
súplicas profundas;
su cólera cesa, su ira cesa, su corazón sede.
Entonces, el mar vomita sus cuerpos desnudos.
Y les
entrega, de nuevo, otra vez a la vida.
A esta hora te pienso, amor,
grandemente
y con el mundo.
¿Dónde
estás, amor, que te llamo
y no
respondes?
Las aves,
el ciruelo con sus flores
y las mariposas
no despertaron hoy.
Y el sol
tampoco acudió a mi auxilio.
¿Te has
dormido y contigo,
acaso, la
vida plena se ha dormido?
Hoy te
pienso, amor;
y toda la
tristeza del mundo,
es la
tristeza de mi pecho.
P
O E M
A A D J
U N T O
PROFECÍA DEL AMOR MELANCÓLICO
Irás muy feliz
del brazo de otro hombre, como
ayer,
del brazo mío…
Y, de repente, cuando ya creas haberme olvidado:
al doblar una esquina, al cruzar
una calle, algún lugar
discreto, una canción, un amigo, la
lluvia,
o la inesperada y dulce fragancia
de las rosas
de algún jardín cercano, te
traerán mi recuerdo
(aquellas nuestras promesas y aquellos nuestros sueños).
Una lágrima negra rodará por tu
mejilla.
Seremos, ya para entonces,
dos extraños que alguna vez y
contra todo pronóstico,
transitamos juntos, ajenos a
todo,
donde la vida, en su plenitud,
florecía.
Otro estrechará tu cintura y
besará tus labios.
Yo, asimismo, abrazaré a otra y
besaré
otros labios.
Pero, aun así, siendo dos
extraños,
por el amor que nunca muere y que
solo se muda
a otros cuerpos y a otros labios,
buscaremos en ellos,
como a propósito, un amor de
antaño.
Serás de otro. De quien regales
una sonrisa, un beso,
tu amor… y hasta tu misma alma. Serás
de otro.
Serás de otro. De quien, cada
mañana, al despertar,
despiertes inevitablemente
llamando por mi nombre…
Y serás de otro. Y serás
de otro, porque caprichosamente
nuestros caminos fueron
distintos;
y porque además nuestras almas, en
aquel trayecto
inesperado de la existencia, tan solo se
encontraron.
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