Poesía Corta



LA POESÍA

(Ella, entre el follaje verde azul 
de la palabra.)

Pura y plena.
A través del ondular atrevido y destructor de sus caderas, dijo: 
«¡Ven, sígueme!». La poesía.





TUS OJOS

No necesito saber 
lo que ahora callan tus labios
me lo dicen tus ojos.

LA DAMA DE LA NOCHE

¡Con su incomparable

fragancia, la dama de la noche 

nos da la bienvenida!


PRIMAVERA

En primavera, 
se confunden con las flores, 
colibríes y mariposas.
                                   

ROBLE

Robusto y majestuoso, 
el roble desafiante se yergue.
Sobre él, 
vuela victoriosa un águila.

ARDILLA

La precavida ardilla esconde bellotas, 
que a veces las olvida.
Y, de aquel inesperado y maravilloso olvido, crecen, muy pronto, 
hermosos y robustos árboles.

AMOR DE FIERAS

Ya no espero nada

más que el amor puro y noble

de las humanas fieras.



VENDAVAL

Los vientos fuertes y persistentes, 
las altas palmeras agitan con gran violencia 
sus largas y oscuras cabelleras de mujer.




PALMERAS

Altas, magníficas, 
frondosas cabelleras de mujer 
ondeando al viento.

EL COLUMPIO AUTOMÁTICO

De un extremo a otro, 
el curioso columpio se balancea imparable.
¡Lluvia de ojos, aplausos y bananos!

LOS MACACOS JAPONESES

Los macacos japoneces 
               juegan a lanzarse bolas de nieve 
como traviesos y divertidos humanos.



ÁGUILA REAL

El águila real 
es una flecha en picada, 
la liebre, el blanco.

AUSENCIA DE LA NADA

Entre sábanas plateadas, 
el reflejo solo de la luna dormita.
Ausencia de la nada.

TENTATIVA DE SUICIDIO

Un hombre siembra un árbol; 
y a este árbol atase con una gran cuerda.
Y espera paciente y 
otras veces impaciente a la muerte.

Una muerte caprichosa y altiva, 
que a lo mejor, según él mismo, 
posterga intencionalmente su llegada.

La muerte, 
la muerte relativa y salvaje, 
muerte peyorativa; 
camina con él, 
come con él, 
se acuesta y duerme con él; 
sin que él lo sepa.


AUSENCIA

En el árbol longevo 
sus nombres.
…Y ellos ausentes.

AÑORANZA

Entrado el gélido invierno, 
el hombre comienza por añorar 
la primavera que hubo en él.

DESPERTADOR BIOLÓGICO

Al despertador, como 
de costumbre, se une cada madrugada 
el mosquito de Mafalda.


BANQUETE

En el corazón de la metrópoli, dispuesta sobre una mesa amplia 
y suntuosa, una mujer alba y redonda nos aguarda.
¡Su incomparable e irresistible sazón, como es de suponer, atrae y 
cautiva el paladar más exigente de todo el imperio!

SENTENCIA INJUSTA

Es declarado culpable.
El sentenciado sostiene entre las manos una rosa y una caracola, 
exhibidas como supuestas pruebas irrefutables de un delito que jamás cometió, 
sino el de haberse enamorado y amado a la vez.


LEGÍTIMA DEFENSA

Ella me amaba. Y yo, al amarla también, lo único que hice fue corresponderle. Eso es todo, ¡que nadie culpe a mi auténtico amor por ella!

SECRETO


Este secreto nadie lo sabe, excepto nosotros mismos.


LA MUERTE


La muerte nunca conoció el amor hasta el día en que se enamoró de la vida y murió. La muerte rendida de amor ante la vida por tiempos indefinidos.


DECLARACIÓN DE AMOR


En el momento justo, cuando me faltaron las palabras, te dije «cuánto te amaba». Y tú lo entendiste enseguida. Fue así como todo comenzó y nuestra incomparable y maravillosa historia de amor empezó a escribirse.


LOS GRITOS DE SU ALMA QUE JAMÁS ESCUCHÉ

Y, sin embargo, yo esperaba escuchar de sus labios lo que ella, muy consciente de que los grandes sentimientos no se expresan solo con palabras, me lo había reiterado de múltiples maneras a través de su mirada.


CONFESIÓN

Yo me quedaba contemplándola largamente, hasta verla desaparecer a lo lejos.

Así, todos los días, 

a la misma hora y en el mismo lugar, con el único propósito que hoy, 

varios años después, por fin me atrevo a confesarle y que usted acaba de conocer.


UNA ROSA


Una rosa es la llave que ha abierto multitud de corazones, además de otras puertas.


SEÑAL


Que nosotros, sin conocernos, nos encontráramos a menudo 

en cualquier momento y hora del día, en los lugares más inesperados 

e incluso en nuestros sueños,

era una clara señal de que el amor había decidido revelarnos

que nos necesitábamos, que nos amábamos

y que estábamos destinados a estar juntos por el resto de nuestras vidas.


II


Que ella, sin conocerme, me encontrara a menudo

en cualquier momento y hora del día, en los lugares más inesperados

e incluso en sus sueños,

era una clara señal de que el amor había decidido revelarle que yo era el hombre

que necesitaba, que amaba y que estaba destinado a ser parte de su vida.


TUMBAS

Estas tumbas 

nos hablan de una civilización remota y muy avanzada.

Todos las vemos y las oímos; 

todos nos asombramos y preguntamos: ¿quiénes fueron en realidad 

aquellos seres maravillosos, con gran poder, 

capaces de construir semejantes obras monumentales de la humanidad, 

perdurables a lo largo de los siglos?


LA CALMA


Lluvia torrencial. De pronto 

el sol abrasador.

Nadie cree, ni siquiera ella misma, 

que ha llovido en sus ojos.


COMENTARIOS MALINTENCIONADOS


Seguid hablando mal de mí; que de seguro, a falta del papel higiénico, 

usaré vuestros comentarios.


EL COLEÓPTERO DE ORO

Un coleóptero dorado emerge con dificultad de entre la hojarasca.
Restriega sus ojillos, hace memoria: ¡nada!
Solo recuerda que ayer estuvo a cientos de miles de kilómetros de aquella urbe, 
donde los humanos (lo tiene muy claro) eran mucho más humanos.


BRINDIS

Embriagábase para escapar de sus constantes pesadillas… Y, mientras apuraba la última copa juzgábase ya vencedor, una legión de monstruos y fantasmas surgieron de pronto de las tenebrosas profundidades del abismo (del bar aquel, al que él solía frecuentar a ciegas). Todos los monstruos, con aires de triunfo y soberbia, sentados en la misma mesa, brindaron con él.

LA DIOSA DEL OLIMPO

De tu cabellera de oro surgen corceles encantados 
que se lanzan al galope, cuesta arriba, 
ante la señal de partida casi imperceptible del viento, 
hacia aquel mágico reino 
de los dioses del Olimpo, de donde provienes.



MUERTE - ESTUPIDEZ

Mientras más cadenas y nudos tengas en la garganta, ¡oh, desventurada muerte!; el hombre y toda su descendencia estará cada vez, cada vez más y más lejano de convertirse en tu manjar preferido.

SEDUCCIÓN Y CONTORNO

El raudo y sagaz ondular 
de una serpiente, entre la espesura del follaje verde, 
es poco, comparado 
con el ondular loco y destructor de tus caderas.

La serpiente y tú van así, porque sí.
Ésta, para escapar; mas tú, para atraparme.

CONDENA PERPETUA


Enamorado de usted, iré por el mundo, hasta que en algún momento de su vida decida, por sí misma, cómo, cuándo y dónde romper con el hechizo de sus ojos brujos… Cosa que, por suerte para mí, nunca sucederá.


ESCÉPTICO


Por alguna extraña e inexplicable 

razón, me he considerado un escéptico absoluto 

con respecto a la existencia del amor, 

hasta que, un buen día, 

inesperadamente, el amor implacable —al que, 

en mi incredulidad, había invocado 

inconscientemente— se materializó en ti.


No conforme con ello, como 

para herir mi susceptibilidad, dolerme aún más 

y hacer que aprendiera 

y nunca olvidara aquella gran lección, 

se acercó a mí —que no conseguía reponerme fácilmente 

de aquel suceso tan eminente— 

y me increpó a la cara: «¡Incrédulo!».


Confieso que, para entonces, aún sorprendido 

y desconcertado a la vez, 

no tuve más remedio que bajar la cabeza y aceptarlo.

Por primera vez había perdido.


Reconozco que esa fue 

la peor y bien merecida humillación de mi vida.



YO, MI ÁNGEL Y MI DEMONIO

Hay un ángel y un demonio detrás de mí.

Ellos van conmigo a todas partes y de todas las formas.


Cuando me hablan, el ángel me dice: «Haz esto», 

pero el demonio, 

que siempre está dispuesto a contradecirlo 

en todo y dispuesto a boicotear todo lo que propone, 

lo increpa y, volviéndose hacia mí con una sonrisa aduladora, 

me susurra al oído: «No lo hagas, esto es mejor».

Y yo siempre me inclino (a juzgar por mis actos).


Todo esto lo descubrí ayer, 
en aquel preciso momento en que ambos 
se disponían a cruzar la acera de mi inconsciente 
y yo concluía de leer este libro.

Estas dos entidades, 

representación simbólica del bien y del mal, 

vienen a ser, en suma, mi «yo mismo».

Entidades que, 

al igual que en mí y por tiempos indefinidos, habitan 

en el corazón de todos los hombres.


CUERNOS

Por cierto, ¿quién de ustedes no ha intentado 
nunca ponerle los cuernos a la vida con la muerte?

¡El que esté exento de polvo y paja, 

que lance cuanto antes la primera palabra!


EL AMOR Y SU DOCTRINA

Es el amor el que me dice: «ama».
Y me lo recuerda, 
siempre paciente y optimista: «ama, ama y ama».

Soy consciente, además, de que será 
el mismo amor (rey y soberano) quien me dirá, 
cuando deba y crea conveniente: «¡Ya basta!».
«Ya cumpliste el propósito 
para el cual fuiste enviado». «Ahora 
te necesito para un nuevo proyecto, aún más ambicioso 
que este, quizás con una persona diferente 
en una patria muy lejana y distinta a la nuestra».

Y yo, como buen discípulo suyo, 
no tendré otra opción que obedecerle.
Y me iré, sí.
Solo así, estoy seguro, 
aprenderé a amar como es debido.

OLVIDO

(El sueño recurrente)


En una remota isla desierta,

que parece existir solo en la memoria ya extinguida del hombre,

una enigmática mujer aparece ante los asombrados navegantes.

Su figura evoca a las más bellas criaturas del universo;

ataviada con un elegante vestido blanco, tan inmaculado como el alma

más virtuosa, y con una deslumbrante cabellera dorada,

avanza entre los escombros del pasado.

Con un andar sereno, como si se negase

a abandonar lo que atesora en este mundo, se adentra en las profundas

y turbulentas aguas del olvido.




LA ROSA DE NUEVAYERSI

En la rosa, cuyo rosal 

cultivas con amor en el jardín de tu palacio, niña, 

se percibe la alegría cautivadora de tus ojos, 

la belleza única e inconfundible de tus manos y, 

por si fuera poco, 

                  la frescura embriagadora de tus besos.

En esa rosa, recuérdalo, niña, habita Dios.







EL CORAZÓN DE LATINOAMÉRICA

Oyese lejano el retumbar perpetuo de un tambor.
Cada vez más cerca, 
cada vez más intenso.

No.
No es el retumbar de un tambor lo que se oye, no.

…¡Es el corazón de Latinoamérica 
lo que late a través de la poesía!

LA LUNA Y EL VIENTO

El viento, sigiloso, a medianoche, como 

de costumbre, entra por la ventana, 

cediendo a las propuestas insistentes de la blanca luna.

Y, en medio de la profunda, 

solitaria y solemne noche; 

se aman entre versos y perversiones.


Quién lo diría, 

son así. Son los amantes eternos.


Son testigos: 

                     las sábanas en desorden, 

                     la callada noche…

y el silencio perpetuo con que lo profesan tus labios!


A PRUEBA DE FUEGO


Cuando la búsqueda de tu propósito

se ve interrumpida por los monstruos de la desgana,

que se agolpan voraces

y comienzan a devorar incluso tu existencia;

cuando crees que tus fuerzas

y tu esperanza se han agotado y te das la vuelta y te alejas,

resignado a abandonar lo que anhelas,

descubrirás de pronto una mirada inquisitiva y

pícara que dice: 

«¿Acaso creías que todo iba a ser demasiado fácil?».

Pero olvídalo, aquí estoy para ti: 

       ¿Ves ese magnífico ramo de rosas rojas?

       ¿Qué te parece este amplio y singular lecho que reclama 

       el calor eterno de nuestros cuerpos desnudos?

¡Te he estado esperando!


Inmediatamente, sentirás cómo tu corazón 

recobra la vida que considerabas perdida y el alma 

retorna al cuerpo. Y luego 

solo tienes que seguir mostrando de qué estás hecho: 

«el verdadero hombre que eres 

ante los mayores desafíos de la vida».


Y, sumergidos así en ese éxtasis infinito, 

ambos se recuerdan que todo el esfuerzo y sacrificio 

valió la pena; 

                y que todo esfuerzo y sacrificio, como tal, 

tiene una gran recompensa, como esta.


SI TUVIERA QUE ELEGIR

Si tuviera que elegir entre la pobreza 
y la riqueza, 
como quien elige un buen amorelegiría la pobreza.
¿Por qué?
Porque tengo mayor afinidad con ella, 
y sé cómo tratarla. Además, es de mi tipo.

Y es más, a ella puedo 
poseerla, sin que jamás se sienta ni utilizada 
ni ofendida.

Creo que sería una muy buena compañera.

EL HOMBRE Y LOS LIBROS

Desde siempre el hombre y los libros 
han caminado de la mano.

Dos seres necesaria e irremediablemente 
inseparables y benignos.

Así son ellos, 
¡afortunadamente el hombre y los libros!


SENDERO

Es una serpiente, el estrecho camino 
que penetra interminable 
en el corazón de la montaña.

Por ella va el hombre: 
«¡Vamos, vamos!», se anima a sí mismo.
Y el silencio perpetuo, 
cómplice, a aquella voz le responde: 

«El camino de la vida es una serpiente, 
que penetra interminable, intermitente, 
y toda la humanidad la recorre».

SOLDADOS DE LA LENGUA


Valientes soldados de la lengua, 

ha llegado el momento decisivo: 

¡preparad todos vuestros cañones, no dejemos 

escapar ni una sola palabra!


Intrépidos guardianes de la lengua, 

en nombre del honor y la grandeza de nuestra reina, 

la poesía, ¡luchad con fervor!


¡Que cada palabra se rinda ante su majestad!

¡Que cada acción sea el reflejo supremo de nuestra integridad!


Valientes e invencibles guerreros de la lengua, 

enfrentaos al macabro sistema opresor.


Por la paz, por el amor 

y por la libertad. Con lealtad, con justicia y con verdad.

¡La victoria está al alcance, valerosos soldados, 

pronto alcanzaremos la libertad!


EL POETA

El poeta es un médium.
Escribe 
lo que algún ser superior le dicta.

La calidad de su obra 

depende, por tanto, única y exclusivamente, del grado de sintonía 

que el poeta mantenga 

con ese ser omnipotente.


ARMA HUMANA

El hombre es, en sí mismo, un arma 

                          inmensamente poderosa e invencible.

Sin embargo, la cobardía 

lo ha despojado de su armadura 

y le ha hecho creer de forma equivocada que necesita 

de un arma extra para ser y sentirse valiente; 

por lo que se escuda en un arma blanca, 

                                                    en un arma de fuego, 

en la prensa… y hasta en la política.


RECORDATORIO A MI ABUELO
(A Mario Benedetti)

(Investigar a fondo algún poema idéntico)


A mi abuelo, a quien sorprendí en una de sus meditaciones durante mi infancia, y creí que estaba lamentándose de su existencia. Reconozco que me equivoqué al juzgarlo con mis prejuicios de niño adulto.

Yo sé perfectamente lo que usted piensa, 
lo que usted quiere, 
lo que usted es capaz de hacer sin contratiempo.
Entonces, deje de echarse la culpa (de todo y nada).
No diga: «Yo no puedo».
Es triste ver cómo se cae a pedazos 
sin que, por lo menos, lo intente.

No diga, ¡no diga nada! No lo diga.
Póngase a dormir, es lo que más necesita.
Ponga su mente en blanco.
Libérese de toda preocupación.
Reponga aquellas fuerzas que le arrebató el día, 
fue pesado, lo sé, pero póngale ganas.
Y no diga, no diga nada. ¡No muera!

Mañana, mañana cuando amanezca, 
cuando despierte será otro. Las preocupaciones 
se habrán ido, las tristezas ya estarán muy lejos 
que incluso empezará por extrañarlas.

Ya cuando despierte, veremos lo que se hace.
Sus nietos, sus sobrinos, todos somos sus cómplices.
Iremos a buscarle novia: la vecina del frente, 
por ejemplo. Ella nos habla tanto de usted.
(Ah, ahora comprendo por qué 
no se le quita el ojo de encima) Pero bueno, 
duérmase, ya hablaremos enseguida.
Ya lo tendrá todo bajo sus pies.
Y entonces le diremos: «¡Lo ve, todo fue posible!»
«¡Valió el sacrificio luchar!»




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